Seguimos conociendo las opiniones de los “amigos del Mercat”, nombres reconocidos en alguna disciplina que quieren compartir con nosotros sus vivencias en el Olivar.
En esta ocasión contamos con Maria Salinas, alma del restaurante íntimo que lleva su nombre en Mancor de la Vall. Maria se ha lanzado a la conquista de los paladares más exquisitos con un acogedor local en la montaña, desde donde cada día selecciona personalmente sus productos y los cocina con mucho amor. Comida casera, fresca, auténtica y de temporada. Para comprobarlo, también podéis seguirla en Twitter.
Maria nos relata “con el corazón” un día en el Mercat de l’Olivar:
“Mmm… Hace solo 5 horas que me he acostado, ¡y estoy cansadísima! Tomo corriendo un café y me ducho, que tengo que ir a comprar. Me esperan todos en el Mercado del Olivar y yo me muero de ganas por ver qué han traído hoy en sus puestos.
Con el carrito de la compra en la mano, hago en mi mente la lista de todas las cosas que necesito para el día de servicio de hoy: patatas, tomates, romescu, jamón recién cortado y pescado, entre otras cosas, aparte de lo que vea y me llame la atención.
Buf, qué buena pinta tiene el puesto de la esquina con todos los encurtidos y esos quesos… ¡madre mía, qué quesos!
He encargado un lomo de cerdo negro brutal y me gustaría hacer un buen pa amb oli, con el mejor pan y con el mejor queso que me puedan ofrecer en el puesto. Me quedo más tranquila, ya que sé sobre la procedencia de sus elaborados y que sus calidades son las mejores. Por eso vengo siempre… Y cómo no, también sé que tienen una variedad extensa de olivas y encurtidos. Así que mira qué comoda la compra. Lo compro todo en una y, como voy siempre justa de tiempo, salgo más que satisfecha por el servicio y, por supuesto, por la calidad de sus productos.
Sigo y voy a la zona de los pescados, pero no antes dejo de comprar hierbitas que me gusta tener siempre de fondo de nevera para la decoración de los platos. Aparte de embellecerlos, les dan aroma y muy buen gusto a todos los platos.
¡Jo, qué estrés! Cuánta gente, madre mía, en el pescado. No sé si llegaré a tiempo con todo lo que aún tengo que hacer en la cocina, suerte que son gente de la máxima confianza, mis amigos los pescateros. Sé que me van a atender enseguida que puedan, ya que son rápidos en sus faenas.
¡A ver qué hay! Qué nervios, porque sé que ahora es temporada buena de muy buenos pescados y cada día es un debate que me tengo que llevar. LUBINA, CONGRIO, SARDINAS, SALMONETES, RAPE, RELOJES… de frescos que están, hasta están vivos. Más de uno tiene un barquito y los mantienen vivos en el barco con el máximo cariño para poder tener la absoluta garantía de que el pescado llega vivo. Ayyy, ¡mira ese pescadito que se ha tirado del mostrador de esa pareja! Jajaja, qué gracia.
Bueno, pues ahora voy a ver a mi amiga Marilén, la del puesto de la esquina, y le termino de comprar a ella. Mientras, me tomo un cafe en el bar de enfrente, pues sé que me limpiarán todo lo que les he comprado.
A ver, ¿lo tengo todo? Bueno, creo que sí. Además, ya no tengo tiempo para mucho más. Me voy corriendo, que me esperan en la montaña en Mancor de la Vall para probar todas las cosas que he comprado esta mañana.
Me voy tranquila porque sé que me llevo lo mejor… Gracias por trabajar tanto y tan duro y ser tan exigentes con vosotros mismos para los clientes que sabemos lo que es bueno. ¡¡Hasta mañana a todos!!”